UNA HERRAMIENTA INDISPENSABLE PARA COMER CON LA BOCA ABIERTA...

jueves, 4 de noviembre de 2010

Revolución Estomacal

El pedido: 1 pizzánwich napolitano .
El resultado: 5 horas de indigestión
Síntomas: dolor de estómago, retrogusto a ajo, imposibilidad de ejercer el habla en el tono habitual, aliento poco alentador. 



Aquí hay una cuestión, ¿la salud de quién importa más: de un concepto o de una persona? La idea del pizzánwich no deja de ser buena en la teoría, fusionar 2 bestseller de la comida rápida o chatarra como la conocen los comedores en cámara lenta de exquisiteces ultramarinas; la pizza y el sándwich. De por sí un sándwich no se puede hacer del purista, sándwich se puede hacer con todo y de todo mientras sea entre 2 panes y bueno, la pizza, la pizza es también una plataforma sobre la cual los emergentes de la nada se vuelven ingeniosos cocineros. El problema es que hay que encontrarle la vuelta a cualquier intento comercial, científico, poético, o lo que sea, de lograr un buen jopara. 
El dilema es el siguiente. Si se cocina en su punto la masa de la pizza se endurece, se vuelve crocante y eso nos encanta siempre y cuando estemos comiendo una pizza a secas. Pero, cuando se trata de un pizzánwich, si la masa llega a este punto de crocancia es imposible comer, ante el primer dientazo o cuchillazo se curubica y se convierte en un sándwich atropellado por el 16 enfrente al paraguayo japonés con ronda de curiosos y todo. Entonces la solución es no cocinar TANTO la masa. Ahí está el motivo de que en mi panza a las 8 de la noche parecía que me atropello justo en el hígado un 767 con un ajo religioso radical al manubrio.
Vuelvo a hacer la pregunta: ¿es más importante la salud de un concepto o de una persona?
Si el pizzanwich no funciona cocinando la masa como tiene que ser, entonces el pizzanwich no funciona, ergo tiren la idea junto con todo lo que esté podrido en el basurero de la calle de atrás como en las películas de la mafia italiana. O bien, encuentren la manera de conciliar la idea de la pizza con la idea del sándwich de una forma en que los elementos hayan alcanzado su mejor potencial de sabor y textura. En caso de la masa de pizza, no estaría mal además de cocinarla mejor, pintarla con un poquito de salsita de tomate y gratinarle quesito parmesano. Pero eso ya es cuestión de gusto y en cuanto a gusto no hay nada escrito, excepto después de tres horas de estar repitiendo ajo y masa cruda, en ese momento el gusto debería agarrar una birome y esgrimirla en defensa de todos los hígados hinchados. 
Para terminar: aliento (a ajo) al lector a probar de todo y a descubrir que hay revoluciones en la cocina y otras más violentas en el baño.

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