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viernes, 5 de noviembre de 2010

Hoy me falto algo

Soy pesimista y eso me ayuda a sobrevivir, nunca me va peor de lo que me espero.



Esa misma frase le tiré a un amigo en su departamento y me respondió: “oima Nietzsche”. Pero esa es la verdad y la verdad es que hoy me faltó casi todo. En algún momento incluso se me perdió el cargador de mi laptop y no podía escribir todo esto que me estaba gritando en la cabeza.

Lo más importante que me faltó hoy fue la risa de mi nena, o darle de comer su purecito de zapallo que a veces me queda muy salado y otras muy acuoso, pero que al final le gusta. Me faltó mi esposa dandole la vuelta a la punta de su cabello con el dedo índice mientras intenta resolver un bordado de fiesta. Las dos están en Ciudad del Este trabajando, yo me quedé en Asunción y el pasto está largo sin hablar de la invación de yuyos, algunos con esas espinas esféricas que se te pegan en la media.

En segundo plano me faltaron un montón de otras cosas. Menciono por ser la más trágica - entre las de segundo plano - la ausencia de Abdul, el árabe que hace lomitos en la esquina.

A mi me gusta llegar a mi casa cuando estoy solo, estar al pedo un rato, ver tele, tocar guitarra en el patiecito del fondo y llegada las 8, meto 10 luquitas en el bolsillo, camino hasta el bar de Abdul y me compro dos Miller en lata bien frías. Me las pone en una bolsita, nos preguntamos cosas del trabajo y que se yo que se cuanto, vuelvo y me tomo las birritas mientras me rasco los huevos.

Hoy no estuvo Abdul. Hoy no había miller en lata, solo en botella, y hoy me faltó eso también. Igual compré la botella de miller que esta aquí a mi lado, pero yo quería las dos latas en la bolsita y quería que abdul me diga cualquier pelotudez o me perdone cien i del vuelto.

Cuando el nivel de cerveza llegue a la mitad de mi vaso que alguien por favor - esté donde esté - le cague a patadas a Alejandro Sanz.

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