UNA HERRAMIENTA INDISPENSABLE PARA COMER CON LA BOCA ABIERTA...

viernes, 5 de noviembre de 2010

Cuando sea grande quiero ser molecular



No sé por qué cocino. O, mejor dicho, no sé por qué dejan que yo cocine.






Supuestamente el que entra a la cocina se relaja, se despeja, se tranquiliza. Yo soy un viento norte, el más denso, ese que le convertía al doctor francia en una versión mediarribadelpantalón y manodentrodelsaco de woody harrelson en natural born killers.

Yo digo que es porque en medio de todo ese quilombo de ollas sucias, platos sucios, cáscaras de verduras, latas vacías de crema, siempre algo al menos decente sale. Una de esas cosas es mi salsa de zapallo que sirve tanto para lo gnochis como para un pollo o un filete de tilapia… no probé con otra cosa.

Como diría mi tío: “al que le gusta mierda, un plato lleno”. Ahí va la receta.



Salsa de zapallo

Un flash de zapallo
Un vaso chico de vino blanco
Media cebolla
Ajo
Cebollita de verdeo
Crema de leche 1 pote chico (no sé cuantos gramos no hinches)
Maizena 1 cucharita disuelta en una taza con agua

Preparacion
Hervis el zapallo y hacés puré.
Cortas la media cebolla en cuadritos chicos y picas también el ajo.
Sofreís todo ese tema (cebolla, ajo, transparentar cebolla y zapallo al toque) en aceite de oliva y después le tirás el vinito blanco.
Revolvés ahí para que se mezcle todo bien y para que se reduzca.
Le tirás la crema. Le agregas la maizena y revolvés para que espese.

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